jueves, 14 de junio de 2007

Europa, antigüedad clásica, Edad Media y Renacimiento

Briceño Guerrero, J.M.
Europa y América...
1981. Pag.: 53-7.
Para el autor hay prejuicio al hablar de Edad Media y Renacimiento. En primer lugar, no se trata de un período obscurantista sucedido por un renacer repentino de los valores clásicos. Todo lo contrario, desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento, la Iglesia Cristiana tomó las riendas de la eduacación de aquellos pueblos bárbaros, atesorando primero los valores de la Antiguedad Clásica y enseñandolos después. Fue un trabajo en silencio que tuvo su eclosión durante la época llamada Renacimiento: aquellos bárbaros incendiarios, destructroes de bibliotecas, formados en señoríos, luego en naciones, eran ahora los humanistas del renacimiento, decantados lenta y largamente bajo el efecto de una `paideia´. No es lícito hablar de Renacimiento, porque los valores de la Antiguedad Clásica no habían muerto durante la Edad Media, sino que se conservaron y expandieron según se formaban los pueblos; lo que se ha dado por llamar Renacimiento es más exactamente un período en el que los pueblos, educados largamente, maduraron y se mostraron capaces de llevar a la realidad su aprendizaje. Dígase, pues, que el medioevo es una escuela de expanción eclesiástica de los valores de la Antiguedad Clásica, expansión, por supuesto, filtrada y moldeada por el espíritu cristianizante. La razón helínica, el aprato imperial romano y la religión cristiana se entretejieron en un todo para incidir en la fundación, formación y desarrollo final de los señoríos europeos en esta época, formando pueblos. Según como cada señorío asimiló el bagaje, se formaron las naciones. Dígase también que Renacimiento es fin de Edad Media.

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