martes, 4 de diciembre de 2007

Miedo de clases y caída de la Primera República

La independencia en América latina
S.f..
Según lo que conozco, hablar de la independencia en América es hablar de Venezuela, o de la Gran Colombia. Cuando España cae en manos de Napoleón, en una época americana ambientada por sueños independentistas y revolucionarios, el poder, el sistema colonial de castas, tiembla. Peninsulares españoles, criollos blancos, pardos, etc., entran en tensión. El ejemplo de la idndependencia norteamericana había ganado filas entre los más "progresistas"; los conservadores, por puesto, escandalizaron, porque las ideas de independencia, de libertad fuera de la monarquía, los despojaría de los beneficios adquiridos, entre ellos la mano barata de obra. La independencia estuvo trabajada largo tiempo por esta actitud entre las castas dominantes respecto de las otras, llamemosle el pardaje: la independencia significaba reacomodo social y pérdida de privilegios. Quienes querían levantarse contra España querán hacerlo sin otorgar concesiones al pardaje, pero sin el apoyo del pardaje escualida era su fuerza. Había, pues, que hacerles concesiones peligrosas, y esperar sus reclamos de derechos durante la reforma social. Ningún blanco criollo habrá dejado de pensar que negros, pardos e indios dejarían de aprovechar la ocasión para desplazarlos de sus puestos (B. Guerrero: Europa y América..., 1981, p.105). Tal actitud cerrada a los cambios es la causal caída de la Primera República: el mantuanismo selló una pírrica independencia sin incorporar a la nueva situación política y social a indios, negros y pardos, no tardando en desplomarse al encauzar al derrotado ejército realista la fuerza del descontento contra los "señores". José Tomás Boves, desde los llanos venezolanos, utilizando la otrora carne de cañón de los mantuanos, recuperaba nuevamente para la Corona las ciudades de Valencia y Caracas.

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