lunes, 28 de mayo de 2007

Psicoanálsis y condición humana

Burk, Ignacio.
Filosofía
1984. Pag.: 443.
El hombre y su humanidad provienen del animal mediante la evolución. En los términos darwinianos el hombre es un animal, evolucionado ortogenéticamente hasta el "formidable desarrollo de los centros encefálicos"; para Freud, el hombre, siendo animal, no quiere ni puede serlo más plenamente. Lo específicamente humano, esto es, lo que es expresión del desarrollo de la corteza cerebral, entiéndase la razón o capacidad de pensamiento, no obstante proceder de lo animal, veda en el hombre lo animal mismo, reprimiendo lo instintual. En otras palabras: el paleocerebro animal no se aviene con el neocerebro humano (la corteza cerebral), y no se entienden entre sí el impulso a satisfacer la demanda de los instintos con la nueva facultad humana que, moralmente, dicta "lo que podría y debería ser". La fuente de los conflictos del hombre se asienta, pues, en su organización biológica: paleocerebro impulsándolo hacia el fondo animal, y neocerebro reprimiéndolo, sacrificando la satisfacción de los instintos en función de la moralidad. Es, entonces, el hombre un "animal frustrado", aquejado por la pugna constante entre carne y espíritu. "Es un animal condenado a la tortura de no poder satisfacer sus instintos; está condenado a convivir de por vida con sus frustaciones animales. Esto es lo que, según Freud, caracteriza a la condición humana".

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