jueves, 14 de junio de 2007

Ejemplificación de la métrica en un soneto

Camero, Oscar.
Del tiempo
1995.

El tiempo pasa y te regala una flor.
Violento la recibes entre suspiros;
locuaz, acercas el bosque a tu destino,
y, avidez de gloria, te embriagas con su olor.

Si a su paso el roble pierde su color,
aunque su alma dura luche con los siglos,
haz de tu pecho un remanso, loco amigo,
y aplaca tu potro de ilusión

Porque una flor, que no roble, es grácil
jugada del viento, mariposa muerta
que viste el alma de lujo, sueño fácil,

poco profundo, fugaz abrir de puertas.
La juventud es para un hombre inhábil
cual eterno sol vanidoso, sin puestas.

[Todos los versos son dodecasílabos; riman ABBA ABBA CDC DCD, es decir, de forma clásica]

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